Ponemos aquí un fragmento de un curso sobre este tema escrito por Lila Pagola y que está bajo este tipo de licencia.
"Muchos autores dudan si permitir la derivación de su obra a todo el mundo, sin necesidad de pedir permiso, porque se imaginan una o varias situaciones en las que estarían en desacuerdo con la apropiación que otro pudiera hacer de su trabajo, por ejemplo invirtiendo el sentido original, o ridiculizándolo mediante la parodia.
Es importante recordar que la recepción de una obra, la interpretación, siempre consiste en la cooperación activa del receptor en la construcción del sentido: si bien la interpretación tiene límites, y son aquellos marcados por la actualización concreta que haya logrado el autor en la obra, del lenguaje al que recurre, dichos límites son inestables y están indisociablemente unidos al receptor y su contexto.
Las obras derivadas simplemente formalizan esas interpretaciones en nuevas obras. “Materializan” las resonancias que una obra produce en su receptor. Son comentarios, críticas, homenajes, nuevas ideas, inspiraciones, buenas excusas que surgen de la conversación entablada entre autor y receptor, por intermedio de la obra.
Permitir las obras derivadas es una invitación al diálogo con nuestros receptores.
Ciertamente puede haber conversaciones que no sean las esperadas, las deseadas, que como autores nos inquieten o directamente nos molesten. Sin embargo, hacen a la riqueza de la trama semiótica de esa obra, y desde esa perspectiva, son signos de la vitalidad cultural de una obra.
Los usos comerciales: si, no o “compartir igual”
Los usos comerciales son el otro grupo de opciones problemático de las licencias abiertas.
Muchos autores, insertos plenamente en el escenario altamente mercantilizado que condiciona el copyright para las obras autorales, aun estando interesados en que su obra circule ampliamente, dudan auténticamente en qué podría beneficiarles (o no perjudicarles) permitir a otros hacer usos comerciales de su obra.
Nuevamente, frente a esta opción, es necesario desplazar la mirada y pensar el ecosistema completo de circulación de la cultura que proponen las licencias abiertas: no se trata de un sistema construido sobre el monopolio de explotación, que requiere de la introducción de escasez y restricciones artificiales (en el mundo digital, por ejemplo, donde las copias tienen costo casi cero). Por el contrario, es necesario visualizar otro escenario, apoyado en el valor que una nueva producción cultural agrega al patrimonio común.
Los usos comerciales de una obra que puede ser copiada libremente exigen ser redimensionados a escalas orientadas por la sustentabilidad de las prácticas, o específicamente por el valor que agregan a la obra original.
Ciertamente este es un tema complejo, porque no todas las obras culturales se generan con procesos idénticos de producción y circulación, y lo que funciona para algunas (la venta de entradas para los músicos que tocan en vivo, que puede reemplazar la venta de discos) no tiene equivalente en otras disciplinas, y necesita ser abordado desde formas de financiamiento experimentales, como el crowdfunding.
Una interpretación muy frecuente de la opción por las licencias que NO permiten usos comerciales, es aquella que argumenta que “si nosotros no hacemos dinero con esta obra, no queremos que nadie más lo haga”.
Si bien es un temor completamente válido, nuevamente es necesario desplazarse del paradigma en el que se inscribe el copyright hacia el nuevo paradigma de las licencias abiertas. Si yo no necesito/quiero hacer usos comerciales de mi obra, y la libero para que todos puedan acceder a ella, al permitir los usos comerciales, un tercero podría encontrar el modo de generar recursos en base a algún valor que está agregando, y aumentar la circulación de la obra. Las ganancias en cuestión nunca serán en términos monopólicos (que es lo que permite acumulaciones millonarias) porque la obra siempre será accesible libre y gratuitamente en la web, e incluso aquella que genera ganancias siempre podrá ser copiada por un tercero y de ese modo los beneficios potenciales se distribuirían también."
El tema está abierto pero creo que este es el camino que tomará la cultura libre y el mercado irá tras ella. Será nuestra labor no dejar que la cultura se vuelva a quedar en las garras de la lógica del capitalismo descarnado que convierte el arte en mercancíaE
El texto es un fragmento del artículo "Derechos de autor y diversas formas de ejercerlo" que está es publicado con una licencia Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 Unported.